8 jul 2014

Personalidades financieras: el sensible o romántico



Por: Salomón Raydán
"Su miedo básico es no tener identidad y su deseo básico es hallar su propia identidad”
 En varios de mis artículos he hablado sobre personalidades financieras, basado en lo que se conoce como “economía emocional”, cuyos orígenes se encuentran en el premio Nobel de economía Daniel Kahneman, pero que en estos artículos he caracterizado con base en un marco referencial denominado “eneagrama emocional”. 
Se trata de una tipología (entre otras igualmente válidas), que a mi juicio ha sido suficientemente estudiada como para tomarla de base para establecer una relación emoción-dinero.
Quiero insistir en que no hay personalidades buenas o malas, ni tampoco una personalidad “pura”, sino más bien mezcla de características que se presentan en distintos niveles en cada individuo.

Existen, sin embargo, rasgos particulares muy presentes en nuestra manera de ser y actuar que nos ayudan a definir si pertenecemos a un tipo o personalidad particular. Estos rasgos también se presentan en niveles, de tal modo que pueden mostrar grados de intensidad.
En los artículos anteriores ya hemos tocado el perfeccionista, el altruista y el exitoso, pero hoy hablaremos del sensible o romántico y revisaremos su relación con el dinero.
 Tal como lo señala su nombre, el sensible o romántico se caracteriza por ser una persona emotiva, sensible, intensa y temperamental. Posee un sentido trágico de la vida, que surge de una sensación de desesperanza interior, lo cual le impide estar verdaderamente satisfecho.
 Su miedo básico es no tener identidad y su deseo básico es encontrar su propia identidad. Es generalmente creativo y tiene un alto sentido de lo estético, pero puede ser que se sienta como “desencajado”
En el trabajo siempre pone su toque personal a las cosas, pues le gusta que aprecien su originalidad y creatividad. Odia la rigidez, la rutina, los horarios, la presión del trabajo y la mediocridad. Puede llegar a ser muy crítico, pero también muy sensible a la crítica, por ello como compañero de trabajo puede resultar difícil de entender y particularmente complicado de tratar
El dinero para los sensibles o románticos es un medio de expresar sus inquietudes creativas y, sobre todo, de satisfacer sus necesidades emocionales. Su relación con el dinero se establece desde la subjetividad y la emocionalidad. No suele darle mucho valor al dinero en sí mismo y no le interesa mucho. El dinero para él es más bien una manera de satisfacer necesidades estéticas.
Con respecto al gasto puede comportarse con una gran dualidad. Por un lado, puede ser altamente austero, pero no tanto por tacaño, sino por falta de interés en el consumo de bienes rutinarios. Por el otro, puede hacer gastos relevantes en objetos de calidad artística o de valor estético, que muchas veces contrastan con la austeridad mostrada hacia bienes de consumo masivo.
Esta falta de medida por el consumo de bienes de valor estético, lo hace lucir en ocasiones como consumidores caprichosos e, inclusive, compulsivos, especialmente cuando se trata de bienes que satisfacen sus necesidades emocionales y artísticas.
Como tiene tendencia hacia la depresión, puede buscar salir de estos estados con la compra compulsiva y desmedida de esos “bienes especiales”, pero cuando pasa el entusiasmo, puede caer nuevamente en una austeridad masoquista.
Los de ingresos moderados no muestran especial interés hacia el mundo de las inversiones y los que poseen mayor riqueza, tienden a invertir en arte, pues los ayuda a reforzar la imagen estética y romántica que proyectan de sí mismos.

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